El secreto de la mariposa azul

De repente te veo. No... me veo, soy yo quien está ante mí, soy yo! Me acerco y, cuando abro la boca para expresar mi sorpresa, eres tú quien fuerza las palabras. Me escucho en tu voz que es la mía, me reconozco. Se lo que expresa tu mirada porque muchas veces he narrado en silencio esas historias. Me contemplo para retener en nuestra memoria todo aquello que tantas veces no he captado de mi ser. Me buscaba y has venido a saciar esa necesidad de reconocimiento. Te vas, inicias camino, intento seguirte pero mis pies no obedecen las órdenes que se acumulan sin sentido en mi cerebro. Tantas sensaciones agolpadas en un punto único, que se vacía el resto de mi cuerpo. En la distancia fijo la atención en la figura que se escapa, que huye de mí y, aunque me vaya, ahora estoy donde siempre quise estar... La consciencia es la presencia de Dios en el hombre.

La oración es la mejor arma que tenemos, es la llave que abre el corazón de Dios. Debemos hablar a Dios no solo con los labios sino con el corazón en realidad en algunas ocasiones debemos hacerlo solo con el corazón.  Una vez le preguntaron al Padre Pío que  con tantas cosas que hacía al mismo tiempo y tan ocupado que estaba siempre ayudando, en que momento dedicaba tiempo a la oración y cómo lo hacía, y el dijo:  Cada vez que alguien se me acerca y me cuenta sus problemas yo respondo verbalmente o para mí interior "EN DIOS" y sí ésa persona continua explicándome sus problemas, digo "EN DIOS", si hay que arreglar algo roto digo "EN DIOS", si alguien llora y no lo puedo consolarlo "EN DIOS"  Si necesitamos dinero para alguna necesidad de la iglesia, la comunidad o para alguien "EN DIOS"  y mágicamente siempre llega la solución del modo que menos imaginamos.  Las mejores cosas siempre llegan de la mano de Dios,  hoy más