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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Las fortalezas de la vida.

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Estás lleno de vida, llegaste a la mía en el momento que menos podía esperar y con ello me generaste una de las mayores sensación de plenitud que puede sentir una mujer: volver a crear una vida dentro de mí. Desde entonces, fueron muchas las noches en duermevela como ésta en la que te escribo, las que pasé por tí, acechando al infortunio que osara lastimar a tu pequeño cuerpecito. Fiebres, cólicos, asma, miedos y temores varios, me hicieron y me hacen de vez en cuando tener que levantarme de la cama adormilada y según la hora en off, aunque este último no se manifiesta, cuando de salir en tú ayuda sé trata. Los milagros del instinto maternal, supongo. Desde que naciste, nunca he temido por ti,ni por tu integridad física,ni por tu vida... Ni siquiera el día que cogistes mi pastillero e ingeriste stalevo y rivotril, dos medicamentos para el Parkinson que a mí me dan la vida y a tí te la podían haber quitado. Gracias a Dios y a mí pronta respuesta no te quedaron secuelas de aquello