El cielo de mí Rocío


Cuando las puertas del santuario se cierran por la noche, el pequeño Pastorcillo se baja de los brazos de la Madre y corretea a sus anchas entre las bancas de la estancia que lo alberga. Ella, como todas las madres preocupada por que no le ocurra nada lo llama.
¡Mi niño, no corras que te vas a caer! el le responde, ¡déjame correr un ratito mama, que mis amigos del cielo de tu Rocío quieren jugar conmigo!
En el Santuario se oyen risas y carreras que vienen y van, mientras la Blanca Paloma se queda un instante adormecida.
El alba y el rocío ya anuncian un nuevo amanecer que empieza a reflejarse en las aguas del coto y ella entonces lo llama de nuevo.¡Mi niño vente a mis brazos que es tarde! ¡voy mamita! responde el travieso Pastorcillo, anda duerme bonito mi vida, descansa sobre mi pecho que ahora yo cuido y velo, de los ángeles de mi cielo.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta a mi hermana mayor en su 50 cumpleaños.

La Máscara.

Soltar no duele...