El secreto de la mariposa azul

La utopía está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se desplaza diez pasos más allá. ¿Entonces, para qué sirve la utopía? Para eso: sirve para caminar  Eduardo Galeano La utopía no es una meta, es el principio, el día a día. Nos ayuda a vivir el presente con más consciencia. La utopía es cómo cada una de las etapas del Camino de Santiago, en realidad no terminan nunca. Siempre habrá flechas amarillas que nos ayuden a seguir nuestro camino. Tú utopía no destruye, construye sueños, construye verdades, construye vidas... Reconstruye caminos  arrasados por fuertes temporales, amansa las aguas y trae paz al alma. Aquí y ahora, es  realmente donde acontece la vida, en el camino que los pies pisan ahora. Ni en el ayer, ni en el mañana. La felicidad, está en la sala de espera de la felicidad, esperando a ser atendida y dada de alta para siempre... Esperándote, esperándome, esperándonos...

             Los verdaderos ángeles son aquellas personas que aparecen de la nada y dan luz a nuestra vida. Personas sensibles hechas de pureza que hacen todo con el corazón y aun teniendo su alma llena de cicatrices, contribuyen a hacer más bonito nuestro trayecto. Porque ser sensible no es una manera de ser, es una manera de vivir y de compartir camino. La sencillez  de quién da lo que tiene, es lo que de verdad merece la pena tener al lado, más que las falsas apariencias y la falta de implicación que son sinónimos de fracaso. Por todos estos motivos es importante que si tenemos la suerte de que el creador  ponga a nuestro lado un ángel, no olvidemos que nos dan luz, pero también tienen sombras y si te enamoraste de la luz de tú ángel, enamorado/a estarás de sus sombras. El dijo: Dá y te será dado!! Así, y sólo así, no por azar, seremos merecedores de la mejor de las relaciones. La única que prosperará, siendo desinteresada y recíproca,  desconociendo quién tiene la suerte d

El corazón tiene las dimensiones de un puño cerrado y la forma de una pera con la punta hacia abajo. El corazón es el órgano símbolo del amor y sigue el ritmo de las emociones. Normalmente en una persona adulta el corazón se contrae entre sesenta o  setenta veces por minuto, en una persona enamorada muchas más. Aveces se llega a cien, sin que te des cuenta. El corazón es el último en irse, él continua latiendo incluso cuando lo  sacan del cuerpo, también lo sigue haciendo cuando la persona que creías que te amaba,te abandona o cuando no quieres sufrir más, no eres tú el que manda... Cuando estás enamorado, cuando el corazón late fuerte por otra persona, tú ya no mandas, manda él.... Y cuando ese latido está alimentado de amor verdadero, lo hará para siempre...

Al amor hay que hacerlo de todas las formas concebibles, porque cuando no se materializa, muere lentamente en el silencio y poco a poco se desvanece.  El amor necesita de un cuerpo donde hallar amor y cobijo, necesita de besos, caricias, gestos, palabras y hechos que alimenten el deseo y enciendan la pasión, que pongan a andar el corazón y despejen las dudas. Al amor hay que hacerlo con el cuerpo, con la mente, con el corazón y con el alma... 

Siempre me han gustado las hadas y las mariposas pues tienen algo mágico que invita a soñar. Según cuentan, las mariposas custodian los deseos y secretos de las personas, por lo que si susurras un deseo a una mariposa y luego le entregas su libertad, elevará tu deseo al cielo y tu deseo se cumplirá. Las mariposas simbolizan la vida, el cambio, la renovación,  la transformación y nos vienen a decir que nuestra vida está en nuestras manos en gran medida. Al  igual que en nuestras manos está dejarlas ir en libertad. Por ello éstos seres místicos están tan presente en el Camino de Santiago, un camino de conexión con el cambio, la renovación y la transformación personal que algunas personas buscan cuando deciden realizarlo. El camino me ha dado momentos muy especiales, es un camino mágico lleno de vivencias de todo tipo, muy buenas, malas, regulares y algunas extraordinaria, pero todas siempre intensas, en el que he aprendido mucho de mi  enfermedad, de todas aquellas cosas que la ha