Soy de Ella

El Tulipán nos unió
aquel viernes junto a Ella.
Pregonaba sus dolores
en un atril de bandera
y al micrófono, expectante,
don Gabriel Alvarez Leiva.

Aquella que me dijera
el para qué de mis penas
me dijo que le contará
mis sueños en duermevela
a aquél que atento escuchaba
mis más profundas sospechas.

Ella, sólo Ella es culpable
de un natalicio que hoy llena
a dos corazones grandes
de una sonrisa tan plena
por un amor que da savia
y nos trae ilusiones nuevas.

Ella, sólo Ella es culpable
de que cumplamos quimeras.
Mis ojos pudieron verla,
los suyos a los míos vieran
desnudez completa de alma
aquella noche tan bella.

Y me confío un momento
al Hijo que Ella pariera,
al que de la Cruz bajaran
hacia mis brazos viniera,
de su regazo doliente
el Redentor de mis penas.

Del árbol de mis anhelos
ya van naciendo hojas nuevas,
de una rama han florecido
estas dos almas gemelas
a las que Ella ha bendecido
e ilusionados la esperan.

Capirotes enlutados
van saliendo por la puerta,
penitencia renovada
por una Madre que anhela
dos décadas de mi alma
musitando: "¡Soy de Ella!"



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