Carta a mi hija Alba ¡Feliz cumpleaños!

                                                                                                                         
Tus células se dividieron y desarrollaron al ritmo de los latidos de mi corazón, tu piel, tu pelo, tu corazón, tus pulmones y tus huesos fueron alimentados por mi sangre, que estaba llena de las sustancias neuroquímicas formadas como respuesta a mis pensamientos, creencias y emociones. Si sentía miedo, ansiedad, nerviosismo o me sentía triste por el embarazo, tu cuerpo se enteró de eso. Si me sentía segura, feliz y satisfecha, también lo notastes.

Hoy hace 20 años de esto y entre nosotras hay un vínculo eterno del que nunca nos podremos desligar. Porque, si algo debe quedarnos claro, es que siempre contendremos algo de nuestras madres. Ella es la que antes de nacer nos ofrece nuestra primera experiencia de cariño y de sustento y es a través de ella que comprendemos qué es ser mujer y como podemos cuidar o descuidar nuestro cuerpo.

Durante estos 20 años yo he intentado ser la mejor madre para ti, aunque a veces la juventud de que disfrutas ahora te haya hecho sentir lo contrario, y algunas veces lo mejor para mí, no  habrá sido lo mejor para ti!! Pues hasta las mejores madres alguna vez se equivocan. Lo más importante de esto es que nuestro vínculo es tan grande que las dos crecemos durante esos baches que nos ha puesto el camino que hoy llevamos 20 años recorriendo juntas.                                                                                                                                         Durante este año hemos vuelto a vivir las dos momento buenos, regulares y malos pero todos intensos, sabiendo limar las asperezas de los menos buenos. Te doy las gracias por todos y cada uno de ellos, pues en algunos me has hecho crecer como persona y te deseo Alba, que este nuevo año de tu vida que comienza hoy, venga cargado de situaciones, encuentros y vivencias que te hagan seguir creciendo como la gran persona que ya eres.

El día que me toque viajar con las estrellas, para dormir con ellas eternamente, estaré alegre y orgullosa de mi herencia para ti. Ésta no será muy material, pues yo quiero dejarte la mejor herencia que una madre puede dejar a una hija, 'haberse sanado como mujer'.
Te quiero Alba





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