Enséñame



Él no sabía qué era hacer el amor. "Ven, enséñame y se mí maestra -le dijo-, enséñame cómo olvidarme de ser hombre, para ser hombre, quiero saber qué se siente, quiero saber cómo se vibra al llegar a tu templo sin tomarlo por asalto, a beber de tu cuenco con veneración y respeto". 

"Ven, enséñame a romper con todos los conceptos, a olvidar lo superficial del cuerpo y, así, llegar a lo más profundo y sagrado que hay en ti. 
Enséñame a que mi nota vibre con tu música en perfecta armonía.
Enséñame a olvidarme de mí para poder unirme a tu ser". 

Y así aprendió a hacer el amor y la enamoró como hacen los grandes hombres, con palabras y atenciones... 
La atención de tomarla entre sus brazos y hacerla sentir protegida, amada y honrada. 
La atención de hacerla feliz con palabras sencillas que emanaban de su corazón.
La atención de comprenderla  cuando ni ella misma lo hacía. 
La atención de respetarla pues por encima de cualquier circunstancia estaría su bienestar.

Y así supo hacerle el amor cuando, tomando sus manos, acarició su rostro y la llenó de besos como las estrellas cubren el horizonte. Y ella sintió que en ése instante nada era más importante que amarla, cuando la miró tiernamente y a través de sus pupilas vio reflejados su alma y sus deseos. 

Y así le hizo el amor cuando entre suspiros ella se descubrió eternamente acompaña y supo la diferencia entre un amor efímero y uno sublime, cuando más que desnudar su cuerpo supo desnudar sus miedos, sorprenderlos y hacerla sentir inmensamente feliz y amada...




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